Su delito fue vender un pececito de colores, valuado en 1,5 libras, a un chico de 14 años.
Ella es la dueña de la tienda local de mascotas. Ha trabajado mas de 28 años consecutivos vendiendo peces de colores, hamsters, perritos y mascotas en general, en paz y sin sobresaltos.
Joan Higgins tiene 66 años y, como mucho, esperaba un buen sermoneo por parte de las autoridades, al haber quebrantado la nueva ley de protección de animales que prohíbe vender mascotas a menores de 16 años. En cambio, la abuela fue llevada a la corte, sancionada a pagar una multa por valor de 1000 libras, puesta bajo arresto domiciliario durante 7 semanas y condenada a usar un brazalete electrónico durante dos meses.
Recordemos que el uso de brazaletes electrónicos se reserva normalmente a gente violenta o personas con delitos recurrentes.
Toda esta parafernalia de la “abuela criminal” le ha costado a la población mas de 20.000 libras en gastos administrativos, judiciales, policiales, investigación, etc. Y ha generado en Mrs Higgins un antecedente penal y un trauma social. Y tristemente, el arresto domiciliario impuesto por la corte la priva de ser visitada por su nietito de tan solo un año.
Mrs Higgins ha sido fotografiada por la prensa local y nacional y su caso se ha visto en todas las televisiones como la más ridícula farsa posible en la justicia británica.
En la nueva ley de protección del animal “Animal Welfare Act 2006”, es ilegal vender mascotas – incluidos peces de colores – a niños menores de 16 años a menos que estén acompañados por un adulto. Asimismo, las tiendas de mascotas tienen la obligación de proveer información y asesoramiento en el cuidado de los animales a los compradores. Las desinteligencias u omisiones se pagan con una pena máxima de 12 meses de prisión, o una multa por 20.000 libras, o ambas.
Mrs Higgins fue simplemente una victima de esta “operación encubierta”.
Voceros del Gobierno aseguraron: “El Ayuntamiento, envió a la tienda de mascotas, a un chico de 14 años vestido con su uniforme de colegio para proceder a un “test de compra de mascota nueva” y comprobamos que en ningún momento se cuestiono la edad del adolescente ni se dio asesoramiento de cómo cuidar a su pez.
El caso tomo estado público y la indignación no se hizo esperar. Toda la prensa, la población en su conjunto, la Cámara de los Comunes, inclusive muchas organizaciones de protección de animales han alzado su voz para apoyar a la abuela invocando al sentido común.
Mrs Higgins ha apelado la sentencia y una semana mas tarde, el brazalete electrónico le fue removido. La prisión domiciliaria fue ajustada y solo deberá ser cumplida de 6pm a 7am. Sin embargo, su nombre esta registrado en la justicia con un antecedente criminal y ha tenido que pagar la multa por 1000 libras aunque su licencia para vender mascotas no ha sido cuestionada.
Espero que este fallo ejemplificador ayude a proteger mas a nuestras futuras mascotas…
REFLEXIONEMOS
Los jueces no son “ciudadanos comunes”. Son mas bien esos obedientes Lords que concentran en si mismos la sabiduría, el discernimiento y la nobleza…
La ley, la tradición, las pelucas y las togas negras imponen un gran respeto. Concentran en si toda la solemnidad, el orgullo y la vehemencia que ellos representan. Ellos hacen que – nosotros los comunes - nos rindamos a sus fallos sin cuestionar, porque tomamos sus verdades como nuestras.
Fallos como el de Mrs Higgins, me hacen pensar si la JUSTICIA es un término Teórico… si ELLA esta tan lejos de la realidad que se convierte en una formula que funciona en casos muy puntuales.
O será que ELLA también se ha transformado en esa Señora Gorda, que usas trapos antiguos y pelucas ridículas… la Señora que solo lee textos antiguos y niega neciamente la realidad y el sentido común.
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